Por Lic. Indira Flores Carvajal.
Los adultos con frecuencia
evitamos tocar ciertos temas con l@s niñ@s, y peor aún si se trata de hablar
sobre la muerte ya que pensamos que esto puede generar traumas en l@s pequeñ@s.
Aunque much@s niñ@s no comprenden
qué es la muerte, ell@s son sumamente sensibles a las reacciones que ésta
ocasiona en la familia; cuando algún ser querido pierde la vida, lo mejor es
hablarles con la verdad para que no se confundan ni conviertan este sentimiento
en frustración.
Es necesario armarse de valor y
buscar momento y lugar apropiados para explicarles lo ocurrido con lenguaje
adecuado a su edad. Ya que l@s niñ@s serán testigos en algún momento de la
muerte de un familiar o incluso de una mascota.
Al mismo tiempo, para no
confundir a l@s pequeñ@s, se recomienda evitar ciertas afirmaciones que podrían
interpretar erróneamente, como decir que la persona que falleció solo está
durmiendo o está de viaje, ya que l@s niñ@s esperan el regreso o, en su defecto,
la información creará una mala relación entre el hábito de sueño y creerá que
ante la idea de dormir puede dejar de ver al guíen querido.
Éste tipo de confusiones son
frecuentes y siempre generará ansiedad y malestar en l@s niñ@s. No se puede ocultar la verdad al niño o niña
porque como todos a su alrededor saben lo ocurrido, tarde o temprano se
enterará; hay que tomar en cuenta que l@s pequeñ@s comprenden de mejor manera
este tipo de acontecimientos y los aceptan con sorprendente entereza cuando se les
habla sin mentiras.
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